Artículo que nos comparten las compañeras de la Fundación Mujeres del Agua de Venezuela
Elba Benavidez Presidenta de la Fundación Mujeres del Agua
durante su intervención en la mesa 7 del Congreso
A partir del día 1 de Octubre hasta
el día 4 en la ciudad de Lima tuvo lugar el I Congreso Latino Americano de
derechos humanos. Entre los organizadores presentes se destaca ULAM,
Unión Latino Americana de Mujeres que reúne bajo este marco numerosas
organizaciones de mujeres indígenas y rurales de Latino América dispuestas a
luchar en defensas de sus derechos. Desde Guatemala a Ecuador, desde Venezuela
a Perú, pasando por Méjico, Bolivia y Honduras, todas las mujeres presentes
tienen algo en común: la lucha en defensa de sus tierras, aguas y
culturas ancestrales.
El supuesto desarrollo tanto
proclamado y prometido por las multinacionales extractoras chinas, canadienses,
peruanas y demás países aún no se ha identificado. Pobreza, desnutrición,
destrucción social y ambiental en las tierras Latino Americana son
las únicas huellas dejadas por estos gigantes económicos. “La gente
tiene dinero pero no hay que comer” declara Martha Lugo de Ancash, Perú “la
tierra es tan árida que ya no se puede cultivar”. “Las
transnacionales no generan trabajo porque traen los trabajadores de
afuera…nuestro distrito es el más pobre de la Región” nos cuenta otra
compañera de la Rinconada. No faltan citaciones de crímenes y violencias
propagados en estos años de explotación. Durante los talleres y las mesas
presentadas en la sede de la Universidad Mayor de San Marcos los números no
mienten, como es el caso de Cajamarca y Conga donde 5 son las
cuencas afectadas, donde 682 los manantiales en peligro y 6 las lagunas…Con
lágrimas en los ojos una mujer de Celendín cuenta que el 44.37% del
territorio está concesionado a mineras y en este mismo territorio el 17% de la
población es analfabeta y solamente el 36,7 % de viviendas tienen agua potable.
Documentos demuestran que el mayor nivel de desnutrición crónica en Perú
aparece en zonas mineras como Huancavelica, Cajamarca, Apurimac…entonces la
pregunta es: cual es el desarrollo, cual es la mejora? Elba Benavides,
presindenta de la Fundación Mujeres del Agua de Venezuela nos cuenta como la
minería informal está destruyendo no solo la tierra si no su cultura, como los
jóvenes se dejan llevar por el alcohol, el dinero y ya no hablan su idioma ni
respetan sus tradiciones “Los jóvenes solo hablan de dólares euros, de
cuánto dinero tienen…ya no nos escuchan…esto como se puede recuperar, esto es
desarrollo?” A este propósito durante la mesa 7 Carlos Martín
Beristain, Catedrático de la Universidad de Deusto, España y autor del libro
“El derecho a la reparación en los conflicto socio ambientales” expone
una clase magistral sobre el derecho a la reparación que incluye no solo una
recuperación del territorio sino una obligación por parte de las
transanacionales a reparar los derechos humanos prevaricados. “Lo que
hacen las empresas es una remediación ambiental, remediación a la baja, hacer
poquito para que todo parezca bien…pero que pasa con la contaminación del agua,
que pasa con la vida de la gente que ahora no puede cultivar allí por cincuenta
años, que pasa con la salud…” “ según las empresas se llama reparación
construir una cancha de baloncesto, construir una carretera, esta es la lógica
empresarial, hemos contaminado tenemos que pagar para seguir contaminando…”.Margarita
Perez de San Mateo de Juancho en Perú lo define comprar conciencia pero ella
responde “ para mí la dignidad es mucho, prefiero pasar hambre
humildemente pero no aceptar eso”. Estas que se escuchan aquí, son las
nuevas guerras del siglo XXI, el territorio es objeto de deseo por las
industrias extractoras. Controlar territorios y poblaciones que tienen actitud
de resistencia. Esta lógica es lógica de guerra como sostiene Beristain.
Estas guerras son las que están
viviendo todas las mujeres presentes en el auditorio de la Universidad Mayor
San Marcos de Lima, todas ellas están allí para defender y denunciar los abusos
recibidos, para dar voz a una lucha común en defensa de las tierras y de las
aguas que todos y todas necesitamos. Un ejemplo para todas es Máxima Acuña de
Chaupe, Perú, una mujer luchadora que se ha encontrado sola frente a
la transnacional Yanacocha. Ella sola ha tenido que defender su casa, su
familia, su agua y todavía es víctima de abusos por parte de los miembros de la
transnacional. Ella cuenta con voz temblante su extenuante lucha frente a
una audiencia muda y atónita que escucha los cuentos de acosos
subidos, golpes, ofensas y amenazas vividas mientras observa silenciosamente
videos que muestran los ataques grabados por una cámara de celular.
Es aquí que la rabia y la fuerza de esta mujer tiene voz y oídos para que todos
se hagan responsables de lo que Latino América y sus pueblos ancestrales están
viviendo. Otra voz resuena en el auditorio, es la de Yolanda Oqueli,
dirigente del Frente Norte del Área Metropolitana, FRENAM, de Guatemala, que
cuenta de su lucha pacífica en la zona de San José del Golfo y San Pedro
Ayampuc. Ella aún con una bala situada a un milímetro de su columna, procedente
de un atentado hacia su persona habla de paz, habla de no violencia como
espíritu necesario para vencer la lucha “el hombre cae a la provocación
del policía o de la empresa, por eso es importante que las mujeres nos pongamos
en frente por la capacidad y constancia que tenemos de resistir”.
Con los testimonios y con las
nociones impartidas por parte de expertos el encuentro toca otro tema
fundamental, lo de la consulta previa. Según el convenio 169 de la OIT,
ratificado en 20 países, los pueblos indígenas no necesitan papeles para
definirse tales, se habla de auto identificación, de defensa de cultura,
territorios. En el artículo 3 se establece que los pueblos indígenas tienen el
derecho de gozar plenamente de los derechos humanos y libertades fundamentales,
sin obstáculos ni discriminación, pero lo que constituye la piedra angular del
Convenio núm. 169 es el espíritu de la consulta y la participación. El Convenio
exige que los pueblos indígenas y tribales sean consultados en relación con los
temas que los afectan. También exige que estos pueblos puedan participar de
manera informada, previa y libre en los procesos de desarrollo y de formulación
de políticas que los afectan. Pero es aquí, en este evento que se descubren las
numerosas fallas legales de este convenio. Como subraya la Defensora de Derechos
Humanos Judith Maldonado del Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez
(Colombia), en las leyes se habla de consulta pero nunca de aprobación ni de
consenso. Es aquí que nuevamente los pueblos indígenas son engañado y
prevaricados.
Con estas informaciones y con el
ejemplo de cada una de estas mujeres el entero planeta tiene el deber de luchar
para el “buen vivir”, como lo define una compañera de Huancahuelica
y no por el vivir bien de pocos a costa de muchos. La nueva guerra que se
presenta frente a Latino América disfrazada de desarrollo y mejoras es la que
combaten estas mujeres que necesitan apoyo y unión para seguir defendiendo sus
derechos y los de todas nosotras.
Manuela Gallini
Fundación Mujeres del Agua - organización miembro de ULAM
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