PRONUNCIAMIENTO DE LA CNDVS SOBRE LA CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS
SOBRE DESARROLLO SOSTENIBLE
RÍO + 20. SALVAR AL
PLANETA DE LAS CORPORACIONES IMPERIALISTAS
Rafael Correa se
encuentra en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo
Sustentable o Río+20 que se desarrolla en Río de Janeiro (Brasil) del 20
al 22 de junio. Cínicamente han anunciado que las propuestas del
gobierno serán el Buen Vivir como alternativa de desarrollo, la
declaración universal de los Derechos de la Naturaleza, una nueva
arquitectura financiera y la cultura como cuarto pilar del desarrollo
sostenible.
El gobierno
verdeagua de la famosa “revolución ciudadana” siempre ha mantenido una
imagen hacia el exterior de “gobierno ecológico”. Secundado por muchos
otros gobiernos de su misma laya, se presenta como un gobierno
preocupado por la Naturaleza cuando en su política de entreguismo a las
transnacionales como las de minería y petróleo, evidencia claramente
cuál es su real papel de peón de las corporaciones que saquean el
petróleo y ahora tienen en la mira los minerales.
Según Correa,
Ecuador tiene la Constitución “más ecológica del mundo”, la cual ha
quedado como papel muerto frente a la imposición de la minería en el
país para que las corporaciones chinas y canadienses hagan su agosto con
el cobre y el oro. Para favorecer a las transnacionales saqueadoras de
mineras nunca aplicaron el Mandato Minero por el cual la Asamblea
Nacional Constituyente de 2008, dicha de “plenos poderes”, extinguió las
concesiones por varias causales. Todo lo contrario, ya se firmó el
primer contrato minero pretendiendo dejar en la impunidad el desacato
cometido por el Ministerio de Recursos No Renovables.
¡Cuánta
hipocresía! También dicen que llevarán la recacareada iniciativa Yasuní
para promocionarla en Río, cuando están festinando pozos petroleros que
anteriores gobiernos no pudieron hacerlo, y ahora están tratando de dar
paso al convenio firmado con la Corporación Estatal Rusa de Energía
Atómica Rosatom en 2009 para “uso de energía atómica” con el viejo
cuento de los “fines pacíficos”. En dicho convenio se prevé la
exploración y futura explotación de uranio, y se abre la puerta a los
desechos radiactivos, a pesar de que el Art. 15, de nuestra “ecológica”
Constitución dice que “(…) prohíbe la introducción de residuos nucleares
y desechos tóxicos al territorio nacional.”
Pero la
desvergüenza es regla general en este gobierno, la mentira es su única
verdad. Así promocionan en el exterior un país que no existe y sacan
pecho de una Constitución que la pisotea cada segundo.
Pero más bien sus
propuestas caerán anillo al dedo en la Conferencia, ya que, como lo
vienen expresando diferentes organizaciones y movimientos, en esta cita
se pretende dejar legitimada la mercantilización de la Naturaleza en
nombre de su protección, siendo las grandes corporaciones las promotoras
de la denominada “Economía Verde”.
De cara a Río+20
se ha venido denunciando la injerencia directa que tendrán las
corporaciones imperialistas en esta Conferencia a través de las
distintas asociaciones que han hecho las empresas con agencias de la ONU
dentro de su Global Compact (Pacto Mundial), paraguas que ha servido
para la asociación de la ONU con la Cámara Internacional del Comercio y
el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sustentable; del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con
compañías petroleras y mineras como ExxonMobil, Rio Tinto, Anglo
American y Shell: o, las alianzas entre The Coca Cola Company y el PNUD
(Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) sobre protección de
recursos de agua, y entre la propia Coca Cola, la compañía química BASF y
ONU-HABITAT en materia de urbanización sustentable. (Social Watch, http://www.socialwatch.org/es/node/14875).
Al estilo del
gobierno verdeagua diríamos “el descaro ya es de todos”. Resulta que las
grandes corporaciones imperialistas, responsables de la crisis
económica, social y ambiental que vivimos quieren asomar como las
salvadoras del planeta. Pero ya esto lo plantearon en 1992 y en estos 20
años lo único que ha sucedido es que se ha profundizado la debacle
socioambiental y frente a ello este sistema sólo puede responder con
mayor explotación de los pueblos y la naturaleza, guerras y
criminalización de la protesta social. Después de 20 años la mitad de la
población mundial vive con menos de 2,50 dólares al día, cerca de 1
billón de personas, la mayoría de nuestros países, sufren de hambre, y
alrededor de 2 millones están en la extrema pobreza. Los datos que los
propios organismos oficiales dan son contundentes. Actualmente según la
OIT existen más de 200 millones de desocupados y 900 millones de
trabajadores empobrecidos, un tercio de la fuerza de trabajo mundial. Y
se puede pensar que este sistema sea ¿“sostenible”?
El
capitalismo-imperialismo está teñido de sangre, una máscara verde no
ocultará su podrido y moribundo rostro.
La famosa
“economía verde” que promueven en Río las transnacionales, lo único que
traerá es una profundización del saqueo transnacional, intensificando
las políticas de liberalización, privatización, desregulación y
desnacionalización para favorecer una mayor dominación del imperialismo.
Será la máscara ideal para que los grandes contaminadores del planeta
sigan con su farsa de “reducción de emisiones de carbono”, y otras por
el estilo, que se implementan en versiones criollas típicas del
coloniaje como el “socio bosque” del gobierno verdeagua de Ecuador.
Como buen
discípulo de esta hipocresía global, Rafael Correa hablará en Río sobre
Buen Vivir, derechos de la naturaleza, y su demás repertorio
recacareado, mientras miles de hectáreas de territorio ecuatoriano
siguen en manos de las transnacionales mineras y petroleras, mientras
nos acecha la amenaza de la contaminación nuclear, y se llevan adelante
megaproyectos de muerte como las hidroeléctricas o el IIRSA (Integración
de la Infraestructura Sudamericana).
Pero Río también
será el espacio para que otros supuestos “defensores de la naturaleza”
completen la farsa. Estarán allí cientos de aquellas Ongs, algunas
“súper radicales”, justificando su “sacrificada” labor que incluye el
turismo permanente para andar de encuentro en encuentro, de cumbre en
cumbre, para hacer pantalla a los miles de dólares con los que se
mantienen los “activistas” que en nombre de los pueblos y del planeta
han hecho un lucrativo negocio verde que les permite una vida bien
remunerada. Habría que hacer cuentas y saber los resultados constantes y
sonantes de tanto paseo ecológico. Como ya se dijo: “el descaro ya es
de todos”.
Nos sumamos al
llamado de rechazar la injerencia de las corporaciones en la Conferencia
de Naciones Unidas y su propuesta de “economía verde”, y en el caso de
Ecuador reafirmamos nuestra decisión de desenmascarar la farsa de la
“revolución ciudadana”, y continuar firmes en la resistencia por el
Agua, la Pachamama, la Vida y la Soberanía.
Solo la
organización y la lucha bajo una línea que priorice los intereses
populares podrá fortalecer un movimiento desde las bases para poner fin a
toda esta farsa global.
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