4 de febrero de 2010

ESTE ES EL FUTURO QUE NO QUEREMOS PARA NUESTR@S NIÑ@S

Rafael Correa ha dicho en varias ocasiones que no podemos ser mendigos sentados sobre la riqueza. Pero en el supuesto no consentido de que nos convirtiéramos en un país minero, ¿vamos a dejar de ser “mendigos” como asegura Correa? ¿La riqueza que salga del subsuelo será para los pobres de Ecuador?

Una delegación del Frente de Mujeres Defensoras de la Pachamama y del Frente de Mujeres Guardianas de la Amazonía, viajó a Cajamarca en el vecino país de Perú, para constatar in situaciòn, cuál es la realidad de este departamento peruano donde se encuentra la mina de oro más grande de Latinoamérica.

En la primera fotografía adjunta se observa uno de los tantos mendigos en las calles de la ciudad de Cajamarca, cerca de la cual está la minera Yanacocha de propiedad de la transnacional estadounidense Newmont Mining Co, la empresa peruana Buenaventura y el Banco Mundial, a través de la Corporación Financiera Internacional.

Así luego de 16 años del inicio de las operaciones de Yanacocha, continúan en Cajamarca los mendigos sentados, pero no “sobre la riqueza” sino sobre la triste realidad de miseria y contaminación que está dejando la explotación minera en ese departamento que es actualmente el segundo más pobre del Perú, mientras Newmont se llevó 1.8 millones de onzas de oro solo en el 2008, con las consiguientes gigantescas ganancias por los elevados precios del oro en el mercado internacional.

Y la situación de los pocos campesinos que no han sido desalojados de cerca de la mina, habla por si sola en la fotografía número 2. Casi el 70% de la población de Cajamarca vive en la pobreza más indignante.

MUJERES EN RESISTENCIA POR EL AGUA, LA VIDA Y LA SOBERANIA

En Ecuador, miles de mujeres, incluso niñas, adolecentes y tambien de la tercera edad, hemos sido parte activa de la resistencia pacifica que las comunidades han llevado adelante desde hace años por la defensa del agua, la vida y la soberania, amenazadas por mega proyectos de explotación de oro, cobre, plata y otros mineras que grandes coorporaciones transnacionales, en especial canadienses, quieren explotar en nuestro pais; asi como, por otras empresas mineras nacionales que han destruido fuentes de agua por la ambición del dinero. Por esta razón estamos viviendo ya personalmente los impactos sociales de la mineria en nuestras vidas, de la criminalización de nuestra lucha y de la caceria de brujas que el gobierno, el Estado y las minerias han emprendido en nuestra contra.
Somos madres, abuelas, hijas, hermanas, esposas, que estamos sintiendo en carne propia los efectos de ver a nuestras familias y comunidades devididas por la presencia de las transnacionales mineras. Mujeres tildadas con todo tipo de calificativos denigrantes, y discriminadas por las autoridades de gobierno, comenzando por el propio Presidente Rafael correa. Madres que con nuestros hijos en brazos o en nuestro vientre hemos sido golpeadas por la policia, arrastradas, pateadas, impactadas con bombas lacrimógenas directamente al cuerpo.


Abuelas, muchas de la tercera edad, que hemos sido insultadas de "viejas locas", "indias hediondas".
Mujeres que hasta hemos sido despojadas de nuestras ropas, ofendidas en nuestra dignidad por policias y militares. Mujeres de todas las Edades que hemos sido arbitraria, ilegal e ilegitamente detenidas por policias y que estamos siendo enjuiciadas, incluso con absurdas acusaciones como "terrorismo organizado", por el solo hecho de haber tenido la valentia de denunciar la entrega descarada que gobiernos, incluido el actual, están haciendo de nuestro territorio nacional para que las coorporaciones transnacionales saquen los minerales.
Hijas que estamos siendo perseguidas, hasta por sicarios contratados, por reclamar contra las mafias mineras.
Esposas amenazadas con atentar contra nuestra integridad personal y la de nuestra familias.
mujeres que recibimos llamadas telefonocas y correos electrónicos donde se nos trata de intimidar para que dejemos nuestro activismo en defensa de los derechos de nuestra Pachamama, y nuestros derechos humanos, constitucionales y colectivos.
Mujeres que somos el blancos de continuos ataques y campañas de difamación con el objetivo de desprestigiar nuestra convición y entrega a la causa de la defensa de nuestra Pachamama.