MINERÍA RESPONSABLE
¿DE DÓNDE SALIÓ ESE CUENTO?
(Editorial del programa No. 13 de WARMI Voces y Acción
producido por el Frente de Mujeres Defensoras de la Pachamama)
El discurso oficial del actual gobierno de
Alianza País con respecto a la minería es el mismo que las corporaciones de
esta industria extractiva han impuesto en todo el mundo desde el 2002: “minería
responsable”, “sustentable”, “amigable con la naturaleza”, “que beneficie a las
comunidades”, “minería para superar la pobreza”, “para que el país se
desarrolle”, y demás eslogan del lenguaje corporativo acuñado por las propias
transnacionales de megaminería. Los funcionarios del gobierno, comenzando por
Rafael Correa, utilizan las mismas palabras, las mismas frases, los mismos “argumentos”
que cualquier representante o asalariado de las empresas mineras, para justificar
la entrega del territorio ecuatoriano para el saqueo de los minerales.
Es interesante conocer dónde se originó
este discurso de la “minería responsable”. En el 2002, con una conferencia en
Toronto, ciudad del Canadá donde se ubica la mayor bolsa de valores de la
industria minera, culminó la denominada Iniciativa Global Minera que comenzó en
el año 2000. En esta conferencia las grandes transnacionales del sector y sus
socios corporativos estatales y privados, etiquetaron a su actividad como
“responsable” y “sustentable”, con el objetivo de recuperar imagen, y darle
legitimidad por decreto a esta industria extractiva. Basta ver cuáles fueron
las empresas que financiaron esta Iniciativa, justamente algunas de las más grandes
transnacionales a nivel mundial, entre ellas las auríferas: Barrick Gold, Anglo
American, Rio Tinto, M.I.M Holding, y Newmont.
Con esta Iniciativa las corporaciones
mineras trataron de hacer ver al mundo que realizaban un “mea culpa”, aceptando
que su actividad contamina, pero al mismo tiempo dando una supuesta salida. El
mensaje que esa Iniciativa dejó, es que si bien se habían podido cometer
ciertos “errores”, de allí para adelante la actividad minera era por decreto “responsable”
y “sustentable”, punto. Simplemente las corporaciones ordenaron pasar la página
y dieron la bienvenida a una supuesta “nueva era de la minería”, para lo cual
era necesario dejar en el olvido todos los daños ambientales y sociales que
esta industria ha sembrado por todo el mundo, y adoptar a partir de 2002 una
“nueva cultura” con relación a la minería, y así, como por arte de magia se
solucionaba el problema con el sólo hecho de adoptar, o mejor dicho, aceptar
esta supuesta “nueva cultura” cuyo pilar es el discurso de “minería responsable
y sustentable”.
Vemos entonces que la famosa Iniciativa
Global Minera no fue más un gran tongo, para utilizar palabras muy nuestras, ya
que en primer lugar sólo sirvió como un justificativo para evitar que las
corporaciones respondan por todos los daños ambientales y sociales que han
causado en el mundo, impunidad que es favorecida por los estados y gobiernos
cómplices, que en lugar de reclamar por los Derechos Humanos y de la Naturaleza,
violados persistentemente por esta industria, lo que hacen es crear las
condiciones para que los países sean saqueados con mayor facilidad, y esto
incluye adoptar el discurso de las corporaciones y convertirse en sus
propagandistas.
Además se puede afirmar que la Iniciativa
Global Minera y su engendro: la “minería responsable y sustentable” son un gran
tongo, porque la realidad así lo demuestra. Antes, y especialmente después de
la famosa Iniciativa, la industria minera ha continuado pisoteando y violando Derechos
Humanos y de la Naturaleza con la misma, o mayor agresividad. A las pruebas nos
remitimos:
Barrick Gold, una de las impulsoras de
Iniciativa Global Minera, la más grandes empresa productora de oro del mundo,
antes de 2002 ya fue denunciada en distintos países por los daños ambientales y
sociales que ha provocado, y luego del 2002, ha continuado incrementando su
récord. En República Dominicana por ejemplo, desde 2013, comunidades de Cutuí,
municipio de la provincia de Sánchez Ramírez, vienen denunciando los graves
impactos ambientales y sociales que la explotación de oro de Barrick ha
provocado, especialmente las afectaciones en la salud de la población, como
consecuencia de la contaminación del agua con cianuro y metales pesados, y del
aire con polvillos tóxicos. Sin embargo hasta la fecha no encuentran respuesta
a sus demandas, todo lo contrario, cuando protestan son reprimidos por la
fuerza pública. Esta es la cruda realidad que desmiente la charlatanería de que
la explotación minera trae “desarrollo” y “bienestar para los pueblos”, ya que
esto no es concebible si los derechos son violados, si el ambiente es
contaminado, si la población pierde condiciones fundamentales para la vida como
el agua, el aire o la salud.
Barrick Gold también lleva adelante la
polémica extracción de oro en la zona de glaciares en la frontera entre Chile y
Argentina. Ya en el 2005 un informe técnico señaló que la superficie de los
glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza “disminuyó entre un 56% y un 70% por las
actividades realizadas por Barrick.” Sin embargo, la empresa continúa la
explotación y ha informado que para el 2013 registró una
producción de 640.000 onzas de oro en su mina Veladero, a pesar de las
continuas denuncias y protestas de la población por los impactos ambientales,
especialmente en los glaciares, lo cual, debemos tener muy presente, no es un
perjuicio sólo para las comunidades aledañas, o para Argentina, sino para todo el
Planeta.
Igualmente en el lado chileno su proyecto Pascua Lama está
provocando afectaciones irreversibles en los glaciares y con ello al suministro
de agua de las poblaciones. En junio de 2014 el Tribunal Permanente de los
Pueblos TPP que se realizó en Montreal (Canadá), para juzgar casos de
violaciones de Derechos Humanos cometidas por empresas mineras canadienses en
Latinoamérica, declaró culpable a Barrick Gold por violar los derechos al Agua,
al territorio y a la Libre Determinación de las comunidades indígenas diaguitas
de la provincia de Huasco en Chile.
Como vemos nada cambió luego de la famosa
Iniciativa Global Minera, todo quedó en palabras, ya que justamente sus
principales impulsoras continúan contaminando, destruyendo, violando derechos
de las poblaciones y de la Naturaleza. Otro caso sintomático de esto es lo que
sucede en Cajamarca Perú, con la empresa Newmont, otra de las patrocinadoras de
la Iniciativa, la cual ha afectado con su mina Yanacocha extensas zonas de
páramo andino y con ello cuencas y subcuencas hídricas, provocando el rechazo
de la población cajamarquina, no sólo a esta mina, sino frente a la pretensión de
iniciar un nuevo proyecto de explotación de oro denominado Conga. Las
comunidades campesinas se han levantado en defensa del agua, en especial de las
lagunas que perderían de darse este proyecto.
En este proceso de resistencia, Newmont
quiere hacer sentir todo su poder para imponer su nueva mina, y por otro lado
las comunidades se mantienen firmes a pesar de la represión y criminalización,
porque, aunque usted no lo crea, la policía nacional tiene un contrato con esta
empresa minera para brindarle “servicios de seguridad”. El poder de
Newmont-Yanacocha se extiende también a las instituciones judiciales, ni que
decir de las otras instancias estatales y gubernamentales, a la mayoría de
medio de comunicación, en fin. Es por ello que esta empresa no puede soportar
la idea de que una campesina cajamarquina le esté haciendo frente. Nos
referimos a Máxima Acuña y su familia, quienes se han convertido en un símbolo
de la resistencia al proyecto Conga, ya que no han querido venderle a la minera
su terreno, y por ello son blanco de un constante hostigamiento por parte de la
empresa. En los últimos días Máxima ha vuelto a recibir amenazas de muerte de
parte de trabajadores de la minera y el día de ayer nuevamente su propiedad fue
sitiada por la policía al servicio de Newmont. Estos últimos incidentes se suma
a las constantes invasiones a su terreno para destruir construcciones,
cultivos, robar o matar a sus animales, intentos violentos de desalojo, es
decir, una verdadera guerra en contra de esta defensora, que además enfrenta a
Newmont en los juzgados por los múltiples juicios con los que esta corporación
transnacional, una de las más poderosas del mundo, trata de acribillar la
voluntad de Máxima Acuña, a quien se la ha llamado la Dama de la Laguna Azul
por su valentía y tesón para defender los Páramos.
En conclusión la tan cacareada “minería
responsable o sustentable” es sólo un cuento que salió de las propias
corporaciones mineras. La megaminería es un negocio en el cual las
transnacionales ganan y las comunidades y la Pachamama pierden, sino no
funciona. Y esto lo saben muy bien todos los actuales gobernantes de Alianza
País, pero engañan al pueblo repitiendo sin cesar el discurso forjado en las
cúpulas corporativas mineras.
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